miércoles, 8 de abril de 2009

EL PEOR POLVO DE LA CIUDAD

Conocía a un tipo extraño que tenía una empresa de asesorías profesionales. Yo lo era. O por lo menos me creía ese cuento, todavía. El tipo tenía costumbres extrañas. Publicaba avisos de trabajo como este: "SEÑORITAS EXCELENTE PRESENCIA para privado, pago diario. Notarás la diferencia. 09 /4218735 ". Entre otras cosas estaba pegado con la coca. Me hizo esperar en un cuartucho secreto y dijo: - Mira -. Yo hice caso. Necesitaba un trabajo a la altura de mi mediocridad. Mientras él jalaba el peor polvo de la ciudad.-El señor Sparky es un tipo algo extraño. Tiene las orejas demasiado grandes para lo que entiende del mundo. Además, sus orejas tienen demasiados pelos y siempre está urgueteandoselas con lo que encuentra a mano. Un día se metió un fósforo, luego lo saco lleno de una gruesa capa de mierdecilla café amarillenta llamada cerumen. Observó por unos minutos el producto de su higiene; la dejo en su escritorio y luego esnifo unas tres rayas del peor polvo de la ciudad. Sparky es un tipo muy extraño.Los ojos de Sparky eran tan raros como sus orejas. En realidad eran unos ojos matados por los treinta y pico años que decía tener y la viudez. Su mujer había muerto de una enfermedad cerebral. Sparky siempre andaba riéndose de los enfermos mentales y bromeaba que a su mujer le habían sacado un pedazo de cerebro y luego le cosieron la cabeza con un hilo negro. Ver a su mujer loca y con la mitad de los sesos ventilándose le dejaron con los ojos tan extraños.Además, tenía dos hijos. No son unos chicos nada de extraños. A no ser por la manía de andar besándose frente a toda la gente desconocida. Esos divinos pendejos eran unos soberanos maricones, tan locos como su madre. Entre hijos maricones y sesos de esposa, Sparky podía justificar de una forma sus ojos, orejas y cerumen.Un día miércoles hasta la oficina llegó una muchacha. No era una gran hembra. Tenía caderas bien anchas y su culo - del tipo tablazo - ya era víctima del inexorable paso del tiempo y de un trajín aciclico desenfrenado. También tenía hoyuelos en la cara y poco esmalte quedaba en sus dientes. Sin embargo, vestía con la clase de los sin clase.El caso fue que la muchacha llegó a solicitar empleó a la oficina de Sparky. Él la miró con detención y volvió a meterse un fósforo en su velluda oreja. Y dejó que la muchacha hablará.- Vengo por el aviso del periódico - dijo mientras aprisionaba en su famélico pecho una carpeta de vinilo transparente. Esperaba que el señor Sparky la invitará a tomar asiento.- Bueno... ¿ qué es lo que tú haces? - preguntó.- Soy secretaria... de comercial - respondió la chica.- Pero yo solicité una asistente privada. No requiero de una secretaria - replicó Sparky.La muchacha inmóvil frente al extraño señor Sparky, tragó un poco de saliva y se atrevió a preguntar.- Bueno... ¿ qué es una asistente privada? -Sparky la rodeó varias veces. La muchacha inmóvil y tratando de dar vueltas con sus ojos, siguiendo el ritmo desordenado del extraño. Sin embargo, Sparky se las ingeniaba para que no pudiese moverse. Fueron como seis vueltas. En las primeras se detenía en la nuca de la muchacha y trataba de percibir el aroma a colonia de catalogo de la muchacha. En las intermedias trataba de buscar que dejaran algo al desnudo y entre sus escaramuzas logro contemplar la aureola de un seno. No era un gran seno. Mas bien era un espantoso seno: pequeño, blando y caído; algo amarillento y con olor a crema de pepino. Si, en realidad era el más espantoso seno que pudiese ser visto al trasluz de una blusa de encaje. Y en las ultimas trataba de desnudar a la chica con sus ojos. Sparky se imaginaba a la muchacha practicándole una ventosa larga, húmeda y con un final tibio y espeso.En fin Sparky miraba a la muchacha y hacia un gesto bastante extraño con sus dedos y ojos. Guiñaba un ojo y abría bien el otro. Hurgueteaba su oreja y aspiraba tres veces seguidas. Seguramente, esto ultimo, era algún granito de coca que se había apostado en sus vellos nasales. La chica se mostraba algo intimidada y Sparky la seguía mirando y pensando en la ventosa. Se tocó la bragueta y tomo asiento en su sillón reclinare de segunda mano. Y entonces dijo:- ¿ Sabes lo que es una ninfula?. Te gustaría olisquear mi bagayo. De vez en cuando esnifara unos gramos y dejar que te practiqué un cunnilungis. Bueno sí puedes hacer eso eres una buena asistente privada. Dime... ¿ has practicado la caprofagía leyendo poesía? -- Usted lo que busca es una puta... ¿ cierto? - dijo la muchacha.- No, no... en realidad no busco una puta. Te explicó. Desde hace unos tres años que todos los días viernes salgo a buscar muchachitas de unos 12 a 15 años y les pagó para que se desnuden mientras escuchó música de Morrisey... ¿ te gusta? - preguntó Sparky.- ¿ Las muchachitas? ... no señor, no me gustan - respondió la muchacha con miedo y rabia.- no, niña... ¡¡ Morrisey! ... pero bueno casi nadie tiene buen gusto. Como te decía. Luego que están bien desnuditas les veo sus pechos y elijo una o dos, no más. O.K, y a las elegidas les doy dinero extra para que se bañen conmigo. Bueno allí juegan con mi pito y yo con su cochocha. Ellas son putas. Pero lo que ando buscando es una asistente privada. Alguien que se dediqué a seleccionar muchachitas y se preocupé de tener a mano penicilina, condones, un poco de polvo, ordenada la oficina... ese tipo de cosas... dime ¿ te interesa el trabajo? -La chica miró su carpeta de vinilo transparente. Luego se vio en el espejo del cuarto. Volvió a mirar su carpeta y se vio nuevamente en el espejo. Trato de llorar pero solo se río. Y dijo:- acepto -Sparky sonrío. Colocó sus ojos blancos y la muchacha trajo papel higiénico. En dos días mas sería viernes. Toda la familia de la muchacha va tener trabajo.

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