Si Neil Gaiman hubiese seguido escribiendo más casas de las muñecas. Seria un devoto absoluto de su obra. Sin embargo, las historias de Morfeo perdieron la consistencia de pesadillas urbanas y se diluyeron en los majestuosos parajes del sueño. Esta novela gráfica tien todos los elemntos que busco en un cómic y que rara vez encuentro. Tien las dosis exactas de miseria, sordidez, crueldad, magia y locura que me permiten sentarme en la puerta de mi casa y ver como poco a poco va desfilando la pompa funebre de mi enemigo. Convenciones de asesinos seriales, pesadillas autonómas, mal trato infantil y gente que nace soñando.
Gracias Gaiman por esto.
Y de una vez entienda: no es el cine el espacio suyo. Lo suyo es el cómic con letras mayúsculas y punto.
Gracias Gaiman por esto.
Y de una vez entienda: no es el cine el espacio suyo. Lo suyo es el cómic con letras mayúsculas y punto.
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