sábado, 11 de abril de 2009

3. WATCHMEN.



Cuando alguien se dio cuenta que la edad media se había acabado y que la irrupción de talleres y bancos estaban pariendo un nuevo orden social de seguro que llamó a eso una transición.
Cuando otra persona se dio cuenta que un orden social basado en la estructura económica eran determinantes en el desarrollo de la historia, se percató que estaba en frente a una transición. Y que dicho orden era modificable por contradicción con otro proyecto político, se iniciaba una transición.
Cuando Alan Moore escribió, Watchmen. Escribió un manifiesto de transición. Más allá del propio cómic y sus alcances (no seré yo quien venga decir la valía de esta obra). ¿Qué transición?.
¿El realismo en los cómics?. Eso ya estaba presente en el cómic europeo y en trabajos de los independientes. ¿La madurez en los cómics?. Eisner hacia rato que habia sistematizado el asunto y en 2000 A.D los personajes se drogaban mientras leian a William Blake . Así que no.
Alan Moore describe de manera única y exclusiva la transición de una época a otra. Toma al ciudadano norteamericano medio (blanco, cristiano) del macartismo y lo lleva hasta su época como el individuo que debe ser. ¿Qué tipo de individuo?. Al fascista desatado y esquizofrenico. El homo sapiens necesario para la era Reagan: el ciudadano ejemplar para los años 80. No en vano el inocente smile aparece salpicado de sangre. No en vano Watchmen es referencia obligada para quien necesite inspirarse y tratar de escribir algo comprometido con una verdad histórica. O como dice El comediante: “Dije que la vida era una broma... no que la broma tenga gracia”.
Cada dos por tres. Y al ritmo de la peor música posible al peor volumen posible, concluyó que dicha transición es infinita. Tanta nostalgia por los 80 me devuelve la mirada al suelo. Para ver si encuentro un smile salpicado de sangre. Para saber quien ha matado un comediante en cualquier calle de cualquier New York del mundo. Y empezar mi propia expedición hacia la mentira con luces de neón que con descaro se hace llamar vida.

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